Estas cosas me ponen negro
En fin, que el pobre jugador del Cádiz ha tenido que aguantar carros y carretas.
"Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás" (Albert Einstein)
En fin, que el pobre jugador del Cádiz ha tenido que aguantar carros y carretas.
Dicen algo así como que el señor de arriba es hijo predilecto de la ciudad. Me lo tengo que tragar.
A nosotros no nos importa que en la biblioteca se respire Ikea ni que otros tablones modernos sustituyan a los antiguos.
Antes de ayer nuestra Cofradía se reunió para recordar un año de u ausencia.
Unos dicen que el secreto está en beberse todos los días una copita de vino, así como el que no quiere la cosa.
Los que nos sentimos cañaíllas estamos muy contentos, porque lo que hace un paisano nuestro es como si lo hiciéramos nosotros.
Por eso surge la pregunta del millón: ¿desde cuándo y por qué ese edificio es propiedad de la Iglesia?
En el manicomio estamos convencidos de que los marcianos que buscan ahora en Marte están hace tiempo aquí en la Tierra.
Los locos esperamos lo que haga falta, pero, por favor, que no nos vacunen en la Plaza de toros. ¿No habrá por ahí un sitio menos ofensivo?
Ahora las ratas se quieren quedar en el barco, con el barco y con su vacuna puesta aunque los demás marineros nos ahoguemos.
Estoy por no contarlo, porque para escribirlo tengo que sacar los deditos, y mis dátiles no están para pasar ese calvario.
Y, por lo que nos cuenta Manolo, Madrid compra la sal en todos los sitios del mundo mundial, menos en La Isla de León.
Están durmiendo en la puta calle sin más cobijo que unas mantas viejas y unos cartones, y parapetados en el mejor de los casos tras un carrito de supermercado.
Ahora mismo tenemos la gran duda sobre quién vive en un mundo irreal, los de ahí fuera o nosotros.